viernes, 11 de diciembre de 2009

Bodas de plata, 25 años de casados (segunda parte)



A mi padre ese hombre que me dio algo más que la que vida y que piensa lucharemos eternamente:

Parece ser que contra todos los pronósticos, propios y ajenos, vamos acercándonos lentamente, no digo que lo consigamos en un día ni dos, llevará su tiempo porque somos aunque lo neguemos iguales.

Piensas que no se ver el niño que hay en ti, piensas que no sé que careces en lo importante de egoísmo y que estás incapacitado para mentir. Si nunca te lo he dicho es porque yo soy, salvando personalidades, igual que tú pero sin quijotismos, me exaspero cuando te pisotean por una bondad mal entendida, más aún cuando deseas tan fervientemente ser aceptado y querido fuera teniendo a tu alrededor una familia que te adora sin altares ni ornamentos como sólo nosotros sabemos hacerlo.

Porque dice Dios, “¡brillo de tal manera en mi creación!
en el hombre y en la mujer, su compañera,
y sobre todo en los niños, mis criaturas,
sobre todo en la mirada y en la voz de los niños porque
los niños son más mis criaturas que los hombres,
ellos no han sido derrotados por la vida
y son mis servidores antes que nadie, más que nadie.”

A mi hermana:

Has nacido como yo, con estrella, compañera inseparable de aventuras, hemos jugado, compartido, peleado, insultado,… es curioso como se puede insultar por amor.

Sería ridículo que nosotros llegáramos a repetir la historia de nuestros padres con sus hermanos y sólo estuviéramos unidos por la sangre y no por el corazón a través de saludos no sentidos. Debemos luchar por ser amigos, verdaderos hermanos. Con nuestras vivencias, lo contrario sería ilógico además de estúpido. Puede que Los Pinos estén ya muy lejos en nuestra memoria pero ten seguro que habrá otros Pinos no iguales sino mejores.

De Aitor sólo puedo decir que me siento maravillado de ver cómo crece, de su carácter, de su forma de ser. Te ha tocado la parte más dura de nuestra vida familiar; aunque quien tuvo retuvo y tu madre te da pequeños empujones de vez en cuando, el mérito es casi totalmente tuyo.

Me da pena que no hayas nacido junto a tu hermana y junto a mí porque te has perdido mucho, pero por otro lado estás madurando a las duras y puede que así sea mejor. La etapa del pavo deberás pasarla sólo, yo sé que lo conseguirás aunque llevas el sello Castizo Ciluaga o Ciluaga Castizo que es ser tontucio, los cinco sabemos de qué estoy hablando.

Lo importante de verdad es que estamos juntos, que nos queremos y que nos tenemos. Lo que me asombra dice Dios es la esperanza y no salgo de mi asombro.

A mis padres y hermanos con todo mi amor, Jon.




© Jon Castizo Ciluaga

No hay comentarios:

Publicar un comentario